Mis pequeñines

jueves, 22 de marzo de 2012

Todos nacemos para morir ...
Pero ¿quién sabe...? ¿no habrá otro sitio donde nos volvamos a encontrar con las personas a las que más quieres de este mundo?





miércoles, 21 de marzo de 2012

Mi sueño

Hoy te quiero junto a mi. Quiero que me vengas a buscar a la salida del instituto y volar durante un tiempo encima de la moto contigo, haciendo olvidar mis rayadas y llenarme de esa adrenalina que tanto me gusta. Quiero que me lleves a comer por el mundo y luego irnos al cuarto y probar esos besos que tanto ansío. Deseo ser tuya, que me arropes con tu calor y me cuentes historias de caballeros y princesas como si fuese una niña pequeña, para poder dormir al lado tuya y levantarme pronto para observarte cómo sueñas en un mundo paralelo y más tarde, cuando te desveles, ver tu sonrisa, mi primer rayo del sol del día. Y desayunar con caricias, besos deseos. Y no querer levantarnos, sólo a jazmines con cocacola y galletas artesanales. Luego, me quedaría yo soñando un poco mientras traes el desayuno con diamantes a la cama y veríamos como los barcos de la flota se hunden en un mar de azúcar y dulce azúcar... Y ser feliz. Y volver a la rutina para más tarde volver a nuestro sueño, lleno de amor dejamos la cama y al volver, la volvemos a llenar más de lo que está..... Ése es mi sueño.... Eres tú.

martes, 20 de marzo de 2012

Puede ser que un día leas esto y me arrepienta de haberlo escrito, pero aquí voy…




  ¿Te acuerdas cómo comenzó? Una simple amistad. No había ningún interés. Ambos queríamos a otras personas para ese momento. Pero a medida que fue pasando el tiempo, noté en ti cosas bellas, tanto físicas como emocionales. Me gustaban tus manos suaves, todos tus lunares, tu voz, tu sonrisa, el hecho de que podíamos hablar sobre cualquier tema todo el día, y nunca me cansaba… Y por mas horrible que la haya pasado, siempre lograbas sacarme una sonrisa con tus ocurrencias y anécdotas. Poco a poco, vi como me iba enamorando. Aquella persona que pensaba que quería fue formando solo parte de mis recuerdos y tú ocupaste el primer lugar en mi mente. Tú, tú, tú. Día y noche tú.  Vi que lo único que me hacía falta para ser feliz era tenerte por siempre a mi lado. Luego de varios meses de tener un sentimiento tan puro en mi interior, tomé el coraje para confesarte lo que sentía… Y aunque el sentimiento no era mutuo, no importaba. Me gustaba quererte. Pero todo ha cambiado… Ya no eres la misma persona. Siempre pasa, es horrible, ¿no crees? Las personas cambian. Ante tus propios ojos van cambiando. Aveces para bien, aveces para mal… Por mi parte, aquí solamente salí perdiendo yo. Ya ni me diriges la mirada.. Tengo tantas emociones guardadas y no sé qué hacer con ellas. Ya tienes quien te haga feliz, sé que ahora me toca a mi. Pero ahí esta el problema, mi felicidad eres tú. Desde el principio fuiste tú. 

lunes, 19 de marzo de 2012

Parábola

 La Luna y la luciérnaga

Había una vez una comunidad de luciérnagas que habitaba el interior de un gigantesco lampati, uno de los árboles más majestuosos y antiguos de Tailandia. Cada noche, cuando todo se volvía oscuro y apenas se escuchaba el leve murmurar de un cercano río, todas las luciérnagas salían del árbol para mostrar al mundo sus maravillosos destellos. Jugaban a hacer figuras con sus luces, bailando al son de una música inventada para crear un sinfín de centelleos luminosos más resplandeciente que cualquier espectáculo de fuegos artificiales.
Pero entre todas las luciérnagas del lampati había una muy pequeñita a la que no le gustaba salir a volar.
- No, hoy tampoco quiero salir a volar -decía todos los días la pequeña luciérnaga-. Id vosotros que yo estoy muy bien aquí en casita.
Tanto sus padres como sus abuelos, hermanos y amigos esperaban con ilusión la llegada del anochecer para salir de casa y brillar en la oscuridad. Se divertían tanto que no comprendían por qué la pequeña luciérnaga no les quería acompañar. Le insistían una y otra vez, pero no había manera de convencerla. La pequeña luciérnaga siempre se negaba.
-¡Que no quiero salir afuera! -repetía una y otra vez-. ¡Mira que sois pesados!
Toda la colonia de luciérnagas estaba muy preocupada por su pequeña compañera.
-Tenemos que hacer algo -se quejaba su madre-. No puede ser que siempre se quede sola en casa sin salir con nosotros.
-No te preocupes, mujer -la consolaba el padre-. Ya verás como cualquier día de estos sale a volar con nosotros.
Pero los días pasaban y pasaban y la pequeña luciérnaga seguía encerrada en su cuarto.
Una noche, cuando todas las luciérnagas habían salido a volar, la abuela de la pequeña se le acercó y le preguntó con mucha delicadeza:
-¿Qué es lo que ocurre, mi pequeña? ¿Por qué no quieres venir nunca con nosotros a brillar en la oscuridad?
-Es que no me gusta volar-, respondió la pequeña luciérnaga.
-Pero, ¿por qué no te gusta volar ni mostrar tu maravillosa luz? -insistió la abuela luciérnaga.
-Pues... -explicó al fin la pequeña luciérnaga-. Es que para qué voy a salir si nunca podré brillar tanto como la luna. La luna es grande, y muy brillante, y yo a su lado no soy nada. Soy tan diminuta que en comparación parezco una simple chispita. Por eso siempre me quedo en casa, porque nunca podré brillar tanto como la luna.
La abuela había escuchado con atención las razones de su nieta, y le contestó:
-¡Ay, mi niña! hay una cosa de la luna que debería saber y, visto o visto, desconoces. Si al menos salieras de vez en cuando, lo habrías descubierto, pero como siempre te quedas en el árbol, pues no lo sabes.
-¿Qué es lo que he de saber y no sé? -preguntó con impaciencia la pequeña luciérnaga.
-Tienes que saber que la luna no tiene la misma luz todas las noches -le contestó la abuela-. La luna es tan variable que cada día es diferente. Hay días en los que es grande y majestuosa como una pelota, y brilla sin cesar en el cielo. Pero hay otros días en los que se esconde, su brillo desaparece y el mundo se queda completamente a oscuras.
-¿De veras hay noches en las que la luna no sale? -preguntó sorprendida la pequeña luciérnaga.
-Así es -le confirmó la abuela. La luna es muy cambiante. A veces crece y a veces se hace pequeñita. Hay noches en las que es grande y roja y otras en las que desaparece detrás de las nubes. En cambio tú, mi niña, siempre brillarás con la misma fuerza y siempre lo harás con tu propia luz.
La pequeña luciérnaga estaba asombrada ante tal descubrimiento. Nunca se había imaginado que la luna pudiese cambiar y que brillase o se escondiese según los días.
Y a partir de aquel día, la pequeña luciérnaga decidió salir a volar 

Abandonado tengo el blog... lo Recompenso de ahora en adelante

Será maravilloso cuando a cada uno de los que comparten nuestra vida, le saquemos el guión que le hemos dado para que representen. Porque de eso se trata: aprendemos en la infancia qué papel habremos de representar, y luego buscamos haciendo un casting a los actores que podrán participar con nosotros de nuestra vida. Entonces, si tenemos que representar el papel de mamá, que fue dominada toda la vida por nuestro padre gritón y prepotente, buscaremos un hombre que pueda desempeñar ese papel. No nos vamos a enamorar de un hombre amoroso, dulce, que jamás grita. Nos enamoraremos de aquel que pueda cumplir con el papel que ya le asignamos, un poquito prepotente, con tendencia a gritar y luego, fomentaremos en él, en forma inconsciente, las conductas que nos sirven para representar ese papel. Busquen en la infancia el papel de cuál de las figuras fuertes que vieron están representando en la actualidad. Si la figura fuerte era el abuelo, quizá estén representando el papel de la abuela, o quizá han invertido los roles. Porque de eso se trata: somos directores, guionistas y protagonistas de nuestra propia obra. Y antes de salir a escena, vamos repartiendo los guiones con las frases que cada uno de los actores tiene que decir, para permitirnos representar el papel que aprendimos. 

jueves, 1 de marzo de 2012


Un soldado le dijo a su teniente:
-Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo.
-Permiso denegado -replicó el oficial-. No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente ha muerto.

El soldado sin hacer caso, salió. Una hora más tarde regresó, mortalmente herido, transportando el...... cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso:
-¡Le dije que había muerto! Dígame: ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver?

Y él soldado, casi moribundo, respondió:
-¡Claro que si, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: "¡Estaba seguro de que vendrías!"

Un amigo es aquel que llega cuando todo el mundo se ha ido...!!!!

"No bromeaba cuando te dije que me robas la respiración"

Nos tocamos y siento como un subidón, nos agarramos fuertemente, no mucho, pero lo suficiente como para preguntarme que es lo que nos aguarda. Es deseo, es tortura. Debes de ser un hechicero porque has hecho lo imposible. Gánate mi confianza y no juegues conmigo porque correrás peligro si me jodes. Porque si yo me quemo, entonces te mostrare lo que es el dolor. Porque a mi ya me han tratado como basura antes que a ti, y es que el amor esta maldito.
Nadie conoce lo fría que soy, lo que es caminar por esta calle totalmente sola. La culpa no es de nadie sino mía, es el camino que he elegido seguir; ser fría cómo la nieve sin mostrar emociones de ninguna manera. No me preguntes por que no me enamoro de ninguna de estos jodidos imbéciles rompe corazones.
Pero ¿Qué cojones me pasa con esto? No he tenido suerte con este tema. Es una mierda, pero es justamente como yo pensaba que esto seria, es como si estuviera intentando volver a empezar continuamente.
Tengo un agujero en el corazón, soy como una especie de montaña rusa emocional. Algo me dice que no voy a poder seguir hasta que juguetees con mis emociones y las hagas subir. Es como una explosión cada vez que te tengo, y no bromeaba cuando te dije que me robas la respiración.