Mis pequeñines

jueves, 27 de septiembre de 2012

De mi película favorita, mi parte especial.



Donde se demuestra que el amor puede derribar muros de acero inoxidable.



Sonrisas rotas.

Me encuentro en el bar, pidiendo al camarero dos tazas grandes de humeante chocolate negro, el que nos gusta a los dos, mientras le espero sentada. Es una costumbre ya estar los viernes cada dos viernes sentarnos en este bar a pedir nuestro chocolate negro favorito y en verano irnos al campo. Pero hoy le espero con una gran sorpresa. Hoy va a ser el día decisivo, el día en el que le confiese que le quiero. Llevo sintiendo esto desde bien pequeños, éramos inseparables y siempre estábamos contando nuestras cosas. Sí, él ha tenido novias, yo novios, pero creo que ya es hora de asentarme. Tengo 21 años y creo que es hora de dar ese paso. Mentiría si no he soñado con él, y también el verme en el altar con él. Esto es grave. Hoy creo que será el día en el que se lo contaré todo, me desahogaré y esperaré esa respuesta, esperando un "Yo también siento lo mismo" y que nos fundiéramos en un beso largo y delicado.
Oh, ya está en la puerta del bar empapado de la lluvia. Viste con la sudadera de pico azul que le regalé el mes pasado porque se me antojó, y porque me hacía ilusión tener uno parecido, con el que me he vestido hoy.Viene con una sonrisa alegre y se sienta delante de su taza. Es mi momento.

+ Qué feliz vienes cielo.
- Sí, es que lo soy. Necesito contártelo antes de que me digas algo túalgo. ¿Me permites?
+ Tienes la palabra jaja. Cuenta.
- ¿Te acuerdas de Claudia? Bueno, pues llevamos un tiempo hablando y tal, y ayer me confesó que siente algo por mí.. Y creo que el sentimiento es mutuo.

CRASH! Noté cómo mi corazón iba haciéndose pedazos poco a poco hasta quedarme con una pequeñísima porción. Intento poner buena cara, pero creo que se refleja una pequeña sonrisa rota.

+ Oh, guay, pues ya sabes jeje.
- Gracias por apoyarme. ¿Y tú qué querías contarme?
+ Buuff no creo que fuese interesante, se me ha olvidado jajaja.

Sí, "Gracias por apoyarme", pero estoy destrozada. Todo por ayudarle y me he quedado fuera de combate antes de que tocase el campo de batalla. Deseaba ponerle una excusa he irme a mi casa, llorar y desear morir viendo como a la persona que amaba desde hacía tiempo se me escapaba de las manos. Pero aún así seguiría a su lado, como su "Mejor Amiga".


Lo mejor.

Y que lo más bonito es que, después de una gran noche de sexo sin descanso y una pasión llameante, unos besos fugaces llenos de ternura y caricias que borran huellas, amor entre las sábanas y el sudor de nuestra piel pegajosa y al terminar, los tequieros son moneda de cambio para más besos tiernos. Pero eso no es lo mejor, lo mejor es despertarse, verle al lado de la cama con el desayuno y con un "Buenos días, Princesa."



miércoles, 26 de septiembre de 2012

Labios



Labios ardientes, llenos de pasión, que me desgarren la carne a cada mordisco que me de, sentir un escalofrío, desear más, y llegar a tal punto que tus besos hagan sangrar mis delicados labios.



viernes, 21 de septiembre de 2012

Princesa.

Las princesas deben ser refinadas, bien peinadas, con vestidos voluminosos y de colores alegres, deben de tener una extremada educación con la gente de su alrededor, pudiendo hablar lo justo y preciso en el momento que se lo permitan, debe de tener una manicura perfecta, no deben de morderse las uñas, que no pueden mostrar ningún afecto o sentimiento al exterior, y que las educan de manera que tienen que ser ultrafemeninas y deben de cuidar de la casa y de complacer a su marido.
Yo soy una princesa, sí, pero no soy de esas.
Yo soy de esas princesas que muchas mañanas tienen unos pelos revueltos, que viste pantalones y colores tanto claros como oscuros, siendo el negro y morado mis colores predilectos, que hablo como quiero sin restricciones, faltando a la educación si me lo faltan a mí, sabiendo defenderme, de las princesas que se pintan las uñas de colores diferentes o iguales y que si no aguanto se come las uñas, que dice palabras malsonantes muy de vez en cuando y que a veces me levanto de muy mala leche; que soy de esas que habla con todo el mundo por los codos, y que sé valerme por mí misma sin tener que lamerle el culo a nadie.
Yo soy ese tipo de PRINCESA.


jueves, 20 de septiembre de 2012

Esto se llama...

Alegría, Nostalgia, Cariño, Diversión, Discursión, Reconciliación, Cariño, Lucha, Sorpresa, Intensidad, Imprevisible...



miércoles, 19 de septiembre de 2012

La felicidad





La felicidad, palabra que define a aquella sensación de gran euforia y muchas ganas de disfrutar de ese momento, en resumidas cuentas, de vivir. Pero no siempre la felicidad está presente a lo largo de nuestra vida.
toda persona tiene sus ideas, gustos, sentimientos diferentes respecto a otras personas, y al compartirlo con alguien, sea una sola persona o un grupo y la mayoría, o todas los factores encajan en perfecta armonía, dicha persona siente esa sensación a la que definimos como Felicidad. Pero hay momentos en que las personas damos palos a ciegas, esa temporada que estamos de capa caída o, simplemente, que nos hemos rendido a las dificultades que nos ha presentado la vida. Sí, admitámoslo, y yo la primera, en ocasiones hemos pensado para qué vivimos si sólo la vida, nuestro día a día, nos pone miles de piedras por el camino, consiguiendo que nos caigamos una y otra vez, y en algunos casos, esas personas no podían levantarse de su camino y buscaron una vía fácil por tal abandono de esta lucha, que ya no están entre nosotros, dejando que ganasen otros esa batalla que tenía como nombre su victoria... ¿Cobardes por no enfrentarse a la realidad o quizá valientes por hacer algo que luego el arrepentirse no existe, que no hay vuelta atrás? Cada uno que reflexione, y no vengo aquí para juzgar los actos de cada uno, no. vengo a decirles que La felicidad depende de cada persona. Hay gente que el dinero le hace más que feliz, a otros el tener a su familia al lado aunque lleguen muy justos a fin de mes, unos cuantos con tener un porro por la noche les basta, y unos cuantos más se contentan con que le saquen una sonrisa en sus días grises. Muchos ejemplos, sí, pero la vida real es así.
La vida tiene sus altibajos, todos los hemos sufrido, unos muy bruscos, otros llevaderos, pero la felicidad llega en cualquier momento con tal de que la persona esté satisfecho consigo mismo.


lunes, 10 de septiembre de 2012

Bandera blanca.

Lo siento, no puedo más. Me rindo, ¿oíste? Me rindo. Los cambios no es lo mío. Lo he intentado, sí, quizá no he luchado suficiente, pero esta batalla duele, creo que no puedo seguir así. No puedo cambiar esta situación, siempre que me encontré en esta situación reaccioné de esta manera, ¿cómo se puede pretender cambiar eso después de coger rutina? Así me ha ido, por hacer eso.







Sí, intentaré luchar, pero yo soy un ángel caído, dejémoslo así.





lunes, 3 de septiembre de 2012

Armas, guerra, traición.

Me encuentro en un bosque desconocido, noto la presencia del Mal a mi lado. Es muy oscuro, sólo eran las cuatro de la tarde, los árboles no tenían una alineación fija y sus ramas eran enormes, me   tropezaba con cada raíz que hacía aparición fuera de la tierra, que en la mayor marte era fango, tenía que andar con cuidado. Decido correr como si un toro estuviese persiguiéndome. Al rato, me escondo en un árbol subiéndome hasta su copa, pero no veo nada. De repente, como si alguien me diese una oportunidad, encuentro en una rama superior a la que me encontraba un arco y en su carcaj, flechas. Decido cogerlo y descansar un tiempo, pues quería observar quién me seguía desde la seguridad que me otorgaba la copa del árbol, vislumbré entre las sombras a los hombres que me seguían al huir de ese maldito castillo. Acto seguido, tras evaluar la situación, decidí bajar y seguir corriendo, evitando la dirección que ellos cogieron. Por desgracia, uno de ellos se dio cuenta de mi presencia y avisó a sus compañeros, por lo que tuve que apresurar la marcha.



Desde que desaparecí del castillo donde me tenían retenida estaba entre las más buscadas y con una recompensa por mi persona viva muy jugosa. Pienso que esto parece un juego, que parece que estamos en la edad Media, pero estamos en el siglo XXI. Llevaba puesto un vestido de encaje, pero por la parte inferior dejaba ver mis piernas, estaba roto a mi gusto, para poder correr, escalar o incluso pelear. Y calzaba unas botas militares con punta de acero, aunque también tengo que decir que debajo de todo el vestuario iba con chaleco y pantalones cortos antibalas, claro, no iba a ser tan ilusa de venir al bosque sin estar preparada. El problema eran las armas, sólo vi unos cuchillos, una escopeta y algo de munición de ésta, y dos simples SigSauer y varias recargas. Los cuchillos aún los tenía, sólo hice uso de dos porque se me abalanzaron, las pistolas pequeñas casi estaban sin munición y la escopeta ya hice uso de él, casi dejando fuera de combate a unos veintisiete enemigos o así. Mientras corría, divisé a lo lejos un pequeño cobertizo abandonado. Decidí ir a resguardarme y a trazar un plan para poder salir con vida.


Cuando entré allí, mis ojos no podían estar más abiertos de lo que estaban. Allí estaban guardadas todas las armas que uno no puede ni imaginar: desde cuchillos, katanas, AK-47, pasando por escopetas de doble tubo, hasta explosivos plásticos, y dos Bazokas. De repente mi cabeza empezó a trabajar.
Me deshice del vestido y me quedé con el mono negro neón, agarré dos cintas negras que había ahí colgadas y empecé a enrollarlas por mi cuerpo, pudiendo así cargar con cuanta arma pudiese, dejando los cuchillos en la cintura por la parte trasera y las armas de fuego grandes en la espalda, mientras que las pequeñas se hallaban en las piernas. Antes de salir, golpeé sin querer una mochila y pensé en guardar ahí todo tipo de munición. Agarré uno de los dos bazokas y salí como pude, ya que éste último pesaba lo suyo y ya mis perseguidores se estaban acercando.


Me escondí entre las altas hierbas y cuando vi cómo los otros encontraban parte de mi pequeño tesoro, preparé el bazoka. Cuando la mayoría de mis perseguidores estaban dentro, disparé. Todo lo que había allí, tanto armas como vidas, desaparecieron en un segundo. Los pocos que quedaban (unos cincuenta y cinco o así) vieron desde dónde disparé y vinieron a por mí. Corrí un poco en dirección opuesta y me giré justo en el momento indicado, cuando ya estaban muy cerca de mi gran hilo de C-4. Pulsé el botón.


Los más atrasados se echaron atrás, pero otros tantos que estaban en primera fila se desplomaron. A partir de ahí haría frente a lo que viniese, me daba igual que la sangre de esos me salpicase a la cara, que me hiriesen o mismamente, ganase o perdiera. Sus vidas o la mía. Saqué de mi espalda una Dragunov y una Thompson y ... Fui a donde el Destino me preparó.


... Continuará?