Mis pequeñines

jueves, 27 de septiembre de 2012

Lo mejor.

Y que lo más bonito es que, después de una gran noche de sexo sin descanso y una pasión llameante, unos besos fugaces llenos de ternura y caricias que borran huellas, amor entre las sábanas y el sudor de nuestra piel pegajosa y al terminar, los tequieros son moneda de cambio para más besos tiernos. Pero eso no es lo mejor, lo mejor es despertarse, verle al lado de la cama con el desayuno y con un "Buenos días, Princesa."



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